Edición on-line
inicio     buscar artículo     protección de datos     créditos     contactar
 
 
 
 
en este número
Relación de contenidos
   
 
  Acceda a los artículos publicados en el último número a través de este menú.
EDITORIAL
GEO-RUTAS DEL ALTO TAJO
RESERVA FLUVIAL RíO PELAGALLINAS
NUEVO PROGRAMA DE ACTUACIóN
PROYECTO EFLUS
BREVES
 
 
buscar en este número
Buscador avanzado
 
Buscar palabras o frases o autores solo en este número de revista.
  buscar  
 
 
artículos más vistos
Artículos más visitados
 
  Acceda a los artículos más vistos de todos los números publicados.
PARQUES Y JARDINES URBANOS
Revista número: 16
Autor: Pedro M. López Medina
EDITORIAL
Revista número: 25
EL PITóN VOLCáNICO DE CANCARIX
Revista número: 21
Autor: Mª Elena Gómez Sánchez
 
 
  ÁREAS PROTEGIDAS
 
 
Versión imprimible   Enviar a un amigo
 

El río Pelagallinas discurre por la vertiente norte de los crestones cuarcíticos de la Sierra de Alto Rey (“Pico de los Monjes”, 1.821 m; “Cerro del Carpetón”, 1.754 m), perteneciente al Macizo de Ayllón en el límite oriental del Sistema Central.

 
Las drosseras constituyen pequeñas trampas mortales para los insectos que frecuentan las turberas
La Reserva Fluvial del río Pelagallinas, creada mediante el Decreto 287/2003, es una banda de 363 has. de superficie y 15 km de longitud, que se dispone a ambos lados del río, desde su nacimiento hasta su desembocadura en el río Bornoba, en los términos municipales de Albendiego, Condemios de Abajo, Condemios de Arriba, Gascueña de Bornoba y Prádena de Atienza de la provincia de Guadalajara. Su Zona Periférica de Protección abarca toda la cuenca hidrográfica de dicho río.

El río Pelagallinas discurre a una altura media de 1.400 m, teniendo las aguas muy frías, hecho que probablemente le da nombre.

Entre los recursos naturales que atesora la Reserva destacan dos: la población de trucha común que habita el río Pelagallinas y las turberas de las zonas encharcadas.
Las turberas
 
 
La vegetación natural de la zona está dominada por una densa masa de pinar de Pinus sylvestris, al que acompañan algunos rebollos (Quercus pyrenaica), con un sotobosque formado por un jaral-brezal. Inmersas en estos pinares podemos encontrar importantes extensiones de prados higroturbosos caracterizados por cervunales que se disponen en zonas encharcadas de manera casi permanente, y zonas turbosas que alcanzan su máximo expresión en la amplia turbera del Pelagallinas, donde los prados higroturbosos son sustituidos por extensos y abultados tapices de musgos esfagnos (Sphagnum sp.) y ciperáceas (Carex demissa, C.nigra, C.echinata). Estas turberas representan el ecosistema más valioso y raro del espacio protegido. En ellas, el aporte al suelo de restos vegetales se realiza a mayor velocidad que los procesos de descomposición de éstos, acumulándose la materia orgánica en forma de turba. Cuando nos acercamos a las mismas se nota que el suelo tiembla, por la cantidad de turba y agua con diferente compactación que contienen. Por esto se las conoce popularmente como tremedales, trampales o paulares.

Se trata de una “turbera topógena” (el aporte hídrico procede de las aguas continentales), en transición a una “turbera ombrógena” (las aguas que inundan el terreno tienen su origen exclusivamente en las precipitaciones ambientales). Dentro de las turberas topógenas, las turberas que nos ocupan pertenecerían al subtipo de las “turberas solígenas”, formadas por el remansamiento de las aguas de montaña. Pero cuando en el aporte hídrico y nutricional de la turbera, tienen importancia tanto las condiciones topográficas como las precipitaciones, como es nuestro caso, se origina un tipo mixto denominado de “turbera de transición”.

Uno de los ejemplos de arquitectura negra en la zona lo constituyen los cerramientos de los prados con sus grandes pizarras verticales (hincaduras)

Entre la flora de las praderas y turberas destacan las siguientes especies: el acónito (Aconitum napellus), la pequeña planta carnívora Drosera rotundifolia, los helechos Dryopteris carthusian y, D. expanda, la delicada Parnasia palustris, Pedicularis sylvatica, Genista ánglica, o el brezo de turbera (Erica tetralix).

En las márgenes del arroyo también aparecen diferentes comunidades de gran valor (hábitat de protección especial) como saucedas arbustivas, bosques de galería dominados por las alisedas acompañados de bosquetes de álamos temblones (Populus tremula), melojares-fresnedas y formaciones de grandes cárices amacollados.
La trucha del Pelagallinas
 
En las oxigenadas aguas del río Pelagallinas está presente la trucha común (Salmo trutta). Los estudios genéticos realizados (Almodóvar et Al; Fernando Alonso) demostraron que esta población no presentaba introgresión de material genético foráneo procedente de truchas alóctonas empleadas en repoblaciones pasadas. Así, la población del río Pelagallinas puede considerarse como autóctona pura, siendo este río el que se encontró con mejor situación a nivel genético respecto a otros de Castilla-La Mancha. Esta situación provocó que se declarará el río Pelagallinas como Refugio de Pesca mediante el Decreto 12/1999, que establecía, entre otras medidas, la prohibición de la pesca.

  
 
La población de truchas del río Pelagallinas puede considerarse autóctona pura, siendo en este sentido el río con mejor calidad genética de la región.

Surcando las cristalinas aguas del río es fácil contemplar las figuras de la nutria y del mirlo acuático. Entre las diversas especies de rapaces rupícolas y forestales que habitan la zona, destaca la nidifícación en los crestones cuarcíticos de la Sierra de varias parejas de águila real. El corzo es abundante en las formaciones boscosas, donde podemos además encontrar varias tejoneras.

La biodiversidad del espacio se ve enriquecida por la presencia del lagarto verdinegro (Lacerta schreiberi), endemismo ibérico incluido como “vulnerable” en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas, siendo las poblaciones de Castilla-La Mancha (Sª de Ayllón y Montes de Toledo) de gran importancia en cuanto a la conservación de la especie por su carácter meridional y su aislamiento.
Aprovechamientos tradicionales y problemática de gestión
 
 
Iglesia de Santa Coloma, una valiosa representación del románico rural
La mayor parte de los pinares que cubren la Reserva pertenecen a Montes de Utilidad Pública ordenados. Los aprovechamientos forestales se realizan en los mismos de forma que no se vea afectado el hábitat más valioso presente, las turberas, preservándolas de todas las operaciones de saca, eliminación de residuos, etc. Algunas turberas que fueron repobladas de pinos en épocas anteriores, han sido regeneradas mediante la corta de estos.

La ganadería extensiva, fundamentalmente de ganado mayor, es un aprovechamiento tradicional que tal y como se realiza en la actualidad genera varios impactos, como el aumento de la eutrofización del agua debido a los excrementos, y una pérdida de diversidad vegetal de ribera y el destrozo de los trampales por el pisoteo. Pendiente de realizarse la normativa que regule el uso ganadero en la Reserva Fluvial, se han cercado varias turberas para garantizar su protección.

La riqueza micológica de la zona es famosa en la provincia de Guadalajara, destacando la abundancia de los apreciados Boletus sp. Así, la presión recolectora que sufre el espacio está legando a ser excesiva, y va a requerir en un futuro inmediato que se afronte su regulación.

Parnassia palustris (hierba del Parnaso o hepática blanca) es una de las especies características de las zonas encharcadizas de la Reserva Fluvial
Valores culturales
 
Viola palustris es otra de la genuinas representantes de las turberas ácidas del norte de nuestra región
 
La famosa architectura negra, que utiliza las oscuras cuarcitas y pizarras como elementos constructivos como en otras zonas de España que comparten esta litología (Galicia, León, Pirineo, Cáceres), está representada en la zona con puentes, tainas para encerrar el ganado y los típicos cerramientos de los prados con sus grandes pizarras verticales (hincaduras).

El románico rural presenta varias manifestaciones en las proximidades de la Reserva, destacando la maravillosa iglesia de Santa Coloma en Albendiego.
El futuro…
 
 
La abundancia de hongos del género Boletus constituye el principal atractivo desde el punto de vista micológico
La importancia y singularidad de los hábitat y especies que alberga la Sierra de Alto Rey motivó su inclusión en la Red Natura 2.000 como Lugar de Importancia Comunitario y Zona de Especial Protección para las Aves (ES0000164-Sierra de Ayllón). En un futuro próximo, la Reserva Fluvial quedará englobada dentro del gran Parque Natural que englobará a las sierras ubicadas en el cuadrante noroccidental de la provincia de Guadalajara, lo que supondrá un cambio en su figura de protección.

En cuanto a los retos para el futuro, además de procurar, a través de una adecuada gestión, minimizar lo impactos a los que ya se ha hecho mención, el principal desafío que se presenta es afrontar la amenaza del cambio climático, que con la reducción ostensible de precipitaciones que está suponiendo, puede hacer peligrar la viabilidad futura de estos ecosistemas tan vinculados al agua. En las manos de todos está hacer todo lo posible para evitarlo.

Algunas de las zonas de turbera que habían sido ocupadas por repoblaciones de pino han sido regeneradas

  
 
BIBLIOGRAFÍA

Luceño, Modesto y Vargas, Pablo: “Guía Botánica del Sistema Central español”, Ed. Piámide, 1.991.

Cerezo, Gregorio y Galán, Diego: “Flora característica de las turberas de la Sierra de Ayllón”, 2.005.

Decreto 287/2003, de 07-10-2003, por el que se declara la Reserva Fluvial río Pelagallinas en los términos municipales de Albendiego, Condemios de Arriba, Condemios de Abajo, Gascueña de Bornoba y Prádena de Atienza, en la provincia de Guadalajara (D.O.C.M. Núm. 156 de 3 de noviembre de 2003).
Juan Sanz Martínez
Delegación Provincial de Medio Ambiente y Desarrollo Rural de Guadalajara
fotografías: Gregorio Cerezo, Carlos Serrano García
  subir  
 
       
©2020. Consejería de Desarrollo Sostenible.
Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha