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Autor: Mª Elena Gómez Sánchez
 
 
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Las características morfológicas, edáficas, climáticas y los pequeños cauces que con gran profusión atraviesan los territorios bañados por los ríos Júcar y Cabriel, son la estructura de un modelo de economía que a lo largo de los tiempos ha dejado su impronta en estos espacios. Estos factores, al igual que en otros muchos ríos de España han permitido a las comunidades humanas aledañas a los mismos crear una estrategia sostenible desde tiempos pretéritos; manifestada en un singular sistema de aprovechamiento del suelo y del agua, que tiene su expresión en un valiosísimo patrimonio cultural tangible, del cual cada vez quedan menos elementos: terrazas, huertos, azudes, represas, molinos harineros, batanes, puentes, acequias, partidores, lavaderos, fortalezas, ermitas, martinetes, caces, norias, etc.

Tampoco debemos olvidar que, según palabras de Joaquín Araujo, un río es un “camino que anda”, esto lo entendieron bien nuestros antepasados y lo supieron aprovechar parar trasladarse ellos mismos y para transportar todo tipo de materiales. De esta forma el Cabriel ha sido históricamente aprovechado para el traslado de maderadas y de haces de cañas. Muchas crónicas medievales nos hablan de la rica madera de la alta sierra conquense; Nuzba, en su crónica musulmana nos decía, “... montes donde crecían numerosos pinos que, una vez talados, eran transportados hasta el río Quelatza (Cabriel), cuya aguas arrastraban hacia Cullera y el mar, y desde allí según su tamaño se enviaban a Denia para emplearlos en la construcción de barcos.” De manera que podríamos afirmar que de alguna forma el río dio origen a un trabajo cuyo ritual marcó tradición y carácter: hacheros de San Martín de Boniches, Henarejos, Campillos de Paravientos e incluso, Priego y Alcantud, dedicaban largas jornadas en los ricos pinares de Tragacete, Beamud, Cañete, Boniches y Villar del Humo.

Vemos como los ríos además de patrimonio tangible, son fuente o soporte de elementos intangibles consustanciales de los territorios por los que discurren; son patrimonios de memoria y de identidad de los pueblos ribereños; son sentimientos e historia de las gentes. Son también recuerdos sublimes, y sin lugar a dudas oferta lúdica y de bienestar interior.

Sin embargo en nombre de un progreso cuestionable hemos llegado a ver en los ríos y en sus aguas exclusivamente un recurso; una mercancía a la que se le pone precio sin tener en cuenta que probablemente nos beneficia en mucha mayor medida el agua que no utilizamos que aquella destinada a los usos humanos, y que tiene como fin en muchos casos satisfacer la codicia y el afán especulativo del ser humano. Este concepto tiene sus raíces en la ilusoria sensación de dominación de la Naturaleza que se ha instalado en la sociedad propia de la modernidad, pero sobre todo tiene su origen en la ignorancia sobre lo que es el agua, sobre lo que es un río, sobre lo que es un cauce, sobre lo que es un caudal y, fundamentalmente, sobre lo que es una cuenca hidrográfica.

 
Es a partir de esta concepción del agua como un mero recurso cuando se promueven y ejecutan las grandes alteraciones sobre los ríos, de las que España puede ser uno de los grandes ejemplos a nivel mundial con sus casi mil tres cientos grandes embalses, miles de pequeños azudes y miles de kilómetros de grandes canales. Muestra de ello son las obras hidráulicas desarrolladas en los ríos Júcar y Cabriel desde mediados del pasado siglo XX: la presa del Batanejo en el Guadazaón, la de Villora y el embalse de Contreras en el Cabriel, y los embalses de Alarcón y Tous, el salto del Molinar, el de Cofrentes y el de Millares, en el río Júcar.

Estas alteraciones han supuesto en estos ríos el fin del equilibrio de las relaciones hombre-medio en estos espacios privilegiados. La economía agraria sostenida en los fértiles huertos de las vegas de los ríos donde los cultivos se beneficiaban de las ventajas proporcionadas por la topografía, permitiendo la existencia de una cultura del agua desde tiempos romanos y más concretamente desde la civilización musulmana, se truncó con la inundación de estas zonas, poniéndolas en la encrucijada del abandono ante la falta de otras actividades económicas. De igual modo, la red de comunicaciones quedó destrozada, sumiendo a algunas comarcas en un aislamiento agudo que todavía permanece, al tiempo que los puestos de trabajo generados por las nuevas instalaciones fabriles fueron insuficientes para evitar la sangría demográfica que se produjo.

Como muestra valga citar el caso del municipio de Enguídanos que antes de la construcción de la presa de Contreras, entre 1958 y 1972, contaba con casi 2.200 habitantes; en la actualidad son 470; el de la localidad de Gascas que fue cubierta por las aguas tras la construcción del embalse de Alarcón o el de los cientos de aldeas y caseríos que han aprovechado tradicionalmente sus aguas originando importantes extensiones de huertas, hoy deshabitados: La Ribera de San Benito, Los Nuevos, La Fonseca, Los Cárceles, Santa Bárbara, El Retorno, Casas de Cárcel, Casas del Río, etc.
Está claro que la construcción de estos embalses supuso un gran avance y reportó grandes beneficios, pero habríamos de preguntarnos para quién. De hecho el destino de gran parte de las gentes que tuvieron que marcharse eran las tierras levantinas, donde las aguas embalsadas crearon riqueza en forma de kilovatios, de hectáreas de regadío y más actualmente de campos de golf y urbanizaciones.

La palabra que mejor define hoy al río Júcar es degradación. En efecto nos encontramos ante un río cuyas aguas no desembocan en el mar durante varios meses al año, de manera que la cuña salina penetra hasta 3 km, alcanzando el término de Sueca; en verano su cauce permanece seco en más de cuarenta kilómetros en la provincia de Albacete y en varios tramaos de la de Valencia; las demandas son superiores a los recursos medios anuales; su cauce recibe las aguas residuales sin depurar de muchas poblaciones y gran número de industrias, tal es el grado de contaminación de sus aguas que incluso se ha llegado a desaconsejar el uso del agua del Júcar en su zona baja para el riego de hortalizas.

 
De esta forma en las últimas décadas no solamente se ha degrado la calidad de sus aguas y de su cauce, sino que también se han degrado las bellezas y la identidad del río Júcar, se han eliminado sus vinculaciones emocionales con el territorio y hemos desterrado la magia y el simbolismo que antaño tuvo. Hoy, para gran parte de la población que vive en su rivera, el río Júcar solamente significa frontera física, agua para riego, sumidero de residuos o maldición desbordada.

Como diría el profesor J. Martínez Gil, en medio de una indolencia general, estamos llamando caudal ecológico a lo que no es sino el desplume hidrológico de una región y destrucción real del poder evocador de cualquier río. Estamos llamando sostenibilidad a lo que no es otra cosa que crecimiento imparable. Evaluación de impacto ambiental positivo a lo que no es sino apaño. Y progreso a lo que es un darle fuego a todo, una simple huida hacia adelante

El agua no es un bien comercial como los demás, sino un patrimonio que hay que proteger, defender y tratar como tal. De esta forma comienza la redacción de la Directiva Marco del Agua (DMA), aprobada en octubre del año 2000.
  
 
DIRECTIVA 2000/60/CE del Parlamento Europeo y del Consejo de 23 de octubre de 2000 por la que se establece un marco comunitario de actuación en el ámbito de la política de aguas. DOCE Nº 327 de 22/12/2000.

Esta Directiva establece el marco para la protección de las aguas superficiales continentales, las aguas de transición, las aguas costeras y las aguas subterráneas. Dando un peso muy importante a la planificación hidrológica, a la gestión por cuenca, a los análisis económicos y a la participación pública, para alcanzar los siguientes objetivos:

  • Prevenir todo deterioro adicional y proteger y mejorar el estado de los ecosistemas acuáticos y, con respecto a sus necesidades de agua, de los ecosistemas terrestres y humedales directamente dependientes de los ecosistemas acuáticos.


  • Promover un uso sostenible del agua basado en la protección a largo plazo de los recursos hídricos disponibles.


  • Mayor protección y mejora del medio acuático, entre otras formas mediante medidas específicas de reducción progresiva hasta su supresión de los vertidos, las emisiones y las pérdidas de sustancias peligrosas prioritarias.


  • Garantizar la reducción progresiva de la contaminación del agua subterránea y evitar nuevas contaminaciones.


  • Contribuir a paliar los efectos de las inundaciones y sequías.
Asumiendo este planteamiento desde la visión del Desarrollo Rural en mayo de 2004 se estableció el Grupo de Cooperación del proyecto EFLUS, formado por los Grupos de Acción Local (GAL) representantes de las siete comarcas de las provincias de Cuenca y de Valencia por las que discurren la mayor parte de los cauces de los ríos Júcar y Cabriel: Serranía de Cuenca, Manchuela Conquense, Manchuela de Albacete, Mancha del Júcar-Centro, Tierras de Interior, Macizo del Caroig y Valle de Ayora-Cofrentes. En junio de 2004 fue presentado el proyecto ante el Ministerio de Agricultura Pesca y Alimentación, según la Orden APA/64/2004, de 15 de enero del por la que se establecen las normas para la presentación y selección de proyectos de cooperación en el marco de la iniciativa comunitaria LEADER +; obteniéndose su aprobación en enero de 2005.

El objetivo básico que inspira el proyecto es el de desarrollar e impulsar estrategias integradas de gestión sostenible del territorio y los recursos de las zonas ligadas a cauces fluviales, basadas en la multifuncionalidad del espacio fluvial y su entorno y la participación de los actores locales. Este objetivo básico se concreta en los siguientes objetivos estratégicos:

  • Conservar los ecosistemas, hábitats y espacios ligados a los ríos.


  • Mantener la diversidad biológica y la calidad y disponibilidad de los recursos naturales y culturales en las zonas susceptibles de intervención.


  • Contribuir al desarrollo socioeconómico de las zonas de intervención mediante la puesta en valor de sus recursos naturales y culturales.
 
El ámbito geográfico de aplicación del proyecto son los espacios fluviales de los ríos Júcar y Cabriel en las comarcas integradas en el Proyecto. La zona de actuación se corresponde con las cabeceras y zonas medias de ambos ríos; caracterizada por poseer un destacado valor desde el punto de vista de los recursos naturales, su función ecológica y su patrimonio cultural; con amplias áreas incluidas dentro de la Red Natura 2000. El espacio de intervención se extiende desde el municipio de Salvacañete en Cuenca hasta su desembocadura en Cofrentes (Valencia), en el río Cabriel. En el río Júcar se integran los municipios de la Serranía Conquense desde Tragacete a Mariana y desde la cola del Embalse de Alarcón en el municipio de Hontecillas (Cuenca) hasta el municipio de Gavarda (Valencia). En total el proyecto afecta a 52 municipios en Castilla-La Mancha y 26 en la Comunidad Valenciana.

El presupuesto total del proyecto asciende a 517.342,68 €, que se distribuyen en tres grupos de partidas presupuestarias: coordinación y dinamización del proyecto; análisis y estudios técnicos y promoción y difusión del espacio fluvial. Dentro de la Coordinación Y Dinamización se incluyen los costes de personal y gastos de funcionamiento del proyecto; análisis y estudios técnicos comprende la realización del inventario y diagnóstico inicial así como estudios y proyectos técnicos específicos de actuaciones; el grupo de partidas de promoción y difusión del espacio fluvial incluye la edición de material, la organización de eventos (ferias, encuentros, jornadas, etc.), exposiciones, desarrollo de herramientas auxiliares y la formación y sensibilización (cursos, seminarios, etc.). El periodo de ejecución de este proyecto se extenderá hasta la finalización de la aplicación del programa de iniciativa comunitaria LEADER + en Castilla-La Mancha, a finales de mayo del año 2008.

Desde EFLUS, se entiende por espacio fluvial, aquel espacio de influencia de los ríos que incluye parámetros de carácter hidrológico, geomorfológico, ecológico, paisajístico, histórico y cultural en el marco de su ordenación y planificación integrada. Por tanto entre otros se considerarán los siguientes espacios: las llanuras aluviales, los cursos, los meandros, las islas, las ramblas tributarias, los bosques de ribera, las plantaciones arbóreas, los cultivos agrícolas, las acequias y canales agrícolas e industriales, los espacios productivos (fábricas y colonias industriales, centrales hidroeléctricas), el patrimonio histórico y cultural vinculado al agua, los equipamientos turísticos vinculados al río, etc. De manera que este espacio podrá tener desde la orilla una anchura que variará desde algunas decenas de metros a varios kilómetros.
Las actuaciones del proyecto EFLUS
 
 
EFLUS plantea avanzar hacia los objetivos que lo inspiran desde la cooperación entre los territorios; se trata de una cooperación que no se limita a un simple intercambio de experiencias y buenas prácticas, si no que trata de desarrollar una acción común e integrada. A partir de aquí se plantean acciones de cooperación con una visión de conjunto, como no podía ser de otra manera si entendemos el río como una entidad natural que no entiende de fronteras ni límites administrativos: desarrollo de metodologías, diseño y puesta en marcha de redes temáticas, acciones conjuntas de investigación, desarrollo de experiencias piloto, actividades conjuntas de formación, sensibilización y divulgación, etc.

Las acciones del proyecto EFLUS se articulan en torno a 4 ejes temáticos:

Eje 0. Inventario y diagnóstico de la situación actual en las zonas de intervención.

Teniendo en cuenta que el conjunto de lo que en principio parecen pequeñas aportaciones al conocimiento, toma una especial relevancia cuando proyectos como EFLUS pretenden dotarse del fundamento y el rigor que otorga la Ciencia para iniciar el proceso de protección y utilización consecuente y sostenible del medio, en este caso los ecosistemas vallesianos de Júcar y Cabriel, su entorno natural, su cultura, etc.; a lo largo de 2006 y 2007 se han desarrollado por parte de la Universidad de Castilla-La Mancha los inventarios ambiental (medio físico, ordenación del territorio, flora, vegetación y paisaje, fauna e impactos) y cultural (se han inventariado, cartografiado, fotografiado y realizado la contextualización histórica de 888 elementos patrimoniales) de los ríos Júcar y Cabriel.

Eje 1. Impulsar la conservación y mejora de los espacios fluviales.

Desarrollo de estudios y de acciones de divulgación y de dinamización para facilitar la ejecución de proyectos relacionados con la conservación y mejora de las cuencas vertientes (restauración hidrológica-forestal, ordenación de montes repoblaciones forestales, etc.), Conservación y mejora en los cauces (Restauración de riberas, estabilización de orillas, adecuación de refugios para la fauna, recuperación de bosques en galería, etc.) y acciones de conservación y mejora de la calidad y disposición de agua (vertidos contaminantes, caudales mínimos, gestión de presas y pantanos, etc.). A continuación se exponen algunos de los proyectos desarrollados.

  • Estudio aplicado en una zona piloto del Macizo del Caroig para el desarrollo de políticas forestales.


  • Caracterización del régimen de natural de Caudales y evaluación de su alteración en los ríos Júcar y Cabriel.


  • Plan de gestión piscícola sostenible en el río Júcar a su paso por La Manchuela Conquense.


  • Estudio de zonas inundables en la cuenca alta del Júcar
Eje 3. Impulsar la transformación de los recursos patrimoniales (culturales y naturales) en elementos activos de desarrollo mediante su recuperación y puesta en valor.

Desarrollo de estudios y de acciones de divulgación y de dinamización para facilitar la ejecución de proyectos relacionados con la recuperación y revalorización del patrimonio cultural (raíces históricas y culturales, valorización del patrimonio cultural tangible ligado al río, adecuación de los recursos culturales para su uso turístico, etc.) y la valorización del patrimonio natural ( adecuación de zonas riparias para el uso público, generación de una actividad turística compatible, fomento del aprovechamiento de productos naturales autóctonos, etc.). Algunas acciones desarrolladas:

  • Diseño y ejecución del sendero homologado GR-64 a su paso por el territorio de la Manchuela.


  • Publicación: Recursos para el desarrollo integrado de los espacios fluviales de los municipios de Jalance, Cofrentes y Cortes de Pallás.
Eje 4. Promoción de los espacios fluviales, sus productos y servicios locales basados en la calidad y el valor del territorio.

Se impulsan programas comunes de promoción de los espacios fluviales, de los servicios turísticos y de los productos, tales como: programas de educación ambiental basados en los espacios fluviales, formación y sensibilización de la población local, elaboración de paquetes específicos, participación en circuitos especializados, etc. Algunas actuaciones desarrolladas:

  • Seminarios ELUS. Con el fin principal de divulgar el proyecto EFLUS y unas perspectivas acerca de la gestión de los espacios ligados a los ríos en los de los territorios implicados. Los seminarios se diseñan con un formato altamente participativo, en los que se potencia la dinamización, aportaciones e implicación de las habitantes.


  • Jornadas sobre la Gestión de los Espacios Fluviales.


  • I Jornadas. La dinamización turística y la gestión integrada de los Espacios Fluviales. Iniesta y Minglanilla (Cuenca) 21 y 23 de octubre de 2004.


  • II Jornadas. Principios y bases metodológicas para la conservación, recuperación y puesta en valor de los Espacios Fluviales. Alcalá del Júcar (Albacete) 24 y 25 de noviembre de 2005.


  • III Jornadas. Una nueva administración de los ríos basada en la participación. Uña (Cuenca) 16 y 17 de noviembre de 2006.


  • IV Jornadas. Ríos y Agua: Oportunidades y necesidades para la educación y la sensibilización. Gavarda (Valencia) 22 y 23 de noviembre de 2007.
 
Por lo expuesto hasta este momento, queda claro que el proyecto EFLUS no sólo se plantea en términos totalmente compatibles en el marco de la planificación hidrológica actual, sino que además llega a complementar ciertos aspectos de carácter socio-cultural, que no se recogen de forma explicita en las referencias básicas sobre planificación. El proyecto EFLUS presenta un componente ecosocial más acorde quizás con los principios de una nueva cultura del agua que con el concepto tradicional de planificación hidrológica.

Sin embargo EFLUS no debía perder la oportunidad de implicarse y relacionarse con los órganos y estructuras de planificación como un nuevo usuario no consuntivo que demanda la concreción de la política hidrológica en su territorio. De esta forma el proyecto EFLUS ha participado de manera activa en los trabajos previos que han dado lugar a la Estrategia Nacional de Conservación de Ríos del Ministerio de Medio Ambiente y en estos momentos se encuentra integrado en la Mesa de Participación del Plan de Restauración del Júcar que está siendo impulsado por la Confederación Hidrográfica del Júcar.

Para terminar quiero introducir una cita del profesor J. Martínez Gil, a partir de una ponencia presentada en las IV Jornadas sobre la Gestión de los Espacios fluviales: Hoy, apenas nos quedan ríos vivos que conserven un mínimo poder evocador para los ojos de un alma medianamente sensible; por eso, lo poco que queda, los restos del naufragio hidrológico general del país, es patrimonio, un valor a proteger y, por tanto, un legítimo derecho de las generaciones venideras, por más que en la indolencia actual de los tiempos la mayoría de las gentes no lo entienda así, o no lo quieran entender. Corresponden a los gobiernos tomar nota de esa realidad, con la que nunca se atreven a lidiar; unas veces por ignorancia, otras por falta de valor político, y otras tal vez por propia complicidad. En el río Júcar y en el río Cabriel todavía podemos encontrar muchos de estos tramos “patrimonio”, es compromiso del proyecto EFLUS promover su conservación y uso en un contexto de desarrollo rural sostenible.
  
  
 
  
  
 
+ Info
Ambito geográfico del proyecto
Miguel Ángel Rubio López
Asociación para el Desarrollo Integral de la Manchuela (ADIMAN)
fotografías: Antonio Real, ADIMAN, GAL Ayora-Cofrentes, José María Gabaldón
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