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2010 año de la biodiversidad
 
En el Convenio de las Naciones Unidas de 1992 sobre Diversidad Biológica, se definió la diversidad biológica como “la variabilidad de organismos vivos de cualquier fuente, incluidos, entre otras cosas, los ecosistemas terrestres y marinos y otros ecosistemas acuáticos y los complejos ecológicos de los que forman parte; comprende la diversidad dentro de cada especie, entre las especies y de los ecosistemas”. Es decir, la biodiversidad comprende a toda la variedad de organismos vivos de todas las especies, o, dicho de otra forma, la biodiversidad es la naturaleza en todas sus expresiones.

Asociada a la intensificación de los usos que hacemos de los recursos naturales, en las últimas décadas se ha constatado una alarmante pérdida de diversidad biológica, que ha llevado a numerosos expertos a afirmar que nos encontramos a las puertas de una verdadera crisis de la biodiversidad. Los efectos de esta pérdida sobre las sociedades humanas no tardarán en hacerse notar ya que el ser humano obtiene de la biodiversidad numerosos beneficios, desde alimentos o combustibles, a servicios de regulación (como la purificación de las aguas), servicios culturales y de ocio, y otros muchos. Pero independientemente de los efectos que pueda tener para nuestros sistemas económicos y productivos, la pérdida de especies puede suponer una alteración irreversible de los sistemas ecológicos. Los ecosistemas son engranajes complejos en los que la desaparición de uno de sus elementos repercute en el resto, pudiendo llegarse al colapso cuando estas desapariciones superan un umbral crítico.

El Plan de Acción de la Cumbre Mundial de Desarrollo Sostenible de Johannesburgo, propuso ya en 2002 el objetivo de lograr para el año 2010 una reducción significativa del ritmo de pérdida de la diversidad biológica a nivel mundial, y planteaba este objetivo como “contribución a la mitigación de la pobreza y en beneficio de todas las formas de vida en la tierra”. Así, a primera vista, no parecía un objetivo excesivamente ambicioso, y así debió parecer a los responsables de la Unión Europea que, dando un paso más, propusieron el objetivo de frenar la pérdida de biodiversidad en 2010.

Sin embargo, un estudio de la Agencia Europea de Medio Ambiente demostró el año pasado que, a pesar de los avances realizados en algunos aspectos, la Unión Europea no sólo no cumplirá su objetivo, sino que lejos de detenerse, la pérdida de biodiversidad en Europa continuará a un ritmo insostenible. Nuestros grandes carnívoros siguen siendo de los más amenazados del planeta, hemos visto desaparecer desde 1990 hasta el 60% de las especies de mariposas asociadas a ecosistemas de pastizal, la sobrepesca afecta ya a casi nueve de cada diez especies comerciales del nordeste del Atlántico, del Báltico y del Mediterráneo, el 43% de nuestras especies de aves están en un estado desfavorable de conservación, y así podríamos continuar con un largo etcétera.

Y ello es muestra sin duda de que a pesar de los avances en legislación ambiental realizados en los últimos años, o de la creación de redes de conservación, siguen existiendo problemas relacionados con la conservación de la biodiversidad que no están siendo convenientemente afrontados por la política ambiental de la Unión.

Naciones Unidas ha declarado el 2010 como Año Internacional de la Diversidad Biológica, marcando entre los objetivos de esta conmemoración el de “mejorar la conciencia pública sobre la importancia de salvaguardar la diversidad biológica y también sobre las amenazas subyacentes a la biodiversidad”.

Esperemos que esta conmemoración, unida a la del próximo Día Mundial del Medio Ambiente que este año se dedica a la conservación de la biodiversidad bajo el lema “Muchas especies, un planeta, un futuro”, sirva para poner de relieve la importancia que la diversidad biológica tiene para nuestro futuro.

Porque el posible éxito de las políticas ambientales en este sentido pasa porque todos adquiramos conciencia de que la conservación de la biodiversidad no es sólo la preservación de hábitat especiales o especies amenazadas, sino la preservación de los sistemas de soporte básico vital de los que depende la vida en la Tierra.
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