EDITORIAL
 
 
Cuenta una anécdota, o quizás historia, que Fray Luis de León al volver a su cátedra de la Universidad de Salamanca, después de cinco años de ausencia, inició su clase con la frase “Como decíamos ayer…”. Con ese mismo espíritu de continuidad, la revista “Medio Ambiente Castilla-La Mancha” retoma su actividad habiendo transcurrido siete largos años desde que en mayo de 2011 se editara su último número impreso.

Nuestros objetivos siguen siendo los que eran, es decir, acercar a la ciudadanía la actualidad ambiental desde la perspectiva de la administración regional, y ser un vehículo de información, divulgación, sensibilización y educación ambiental.

El artículo principal para esta vuelta de la revista lo dedicamos al lince ibérico, y a la paulatina recuperación de sus poblaciones en nuestra región como resultado del esfuerzo conjunto que desde nuestra Administración Regional, la Junta de Andalucía, la Junta de Extremadura, la Región de Murcia, el Organismo Autónomo de Parques Nacionales, el Instituto da Conservação da Natureza e das Florestas de la República Portuguesa, empresas públicas y privadas, y más de una decena de organizaciones conservacionistas, se viene desarrollando desde 2011 en el marco del proyecto
Iberlince, con el objetivo de alcanzar un número de linces y un número de poblaciones que garanticen la supervivencia de la especie en la Península Ibérica.

En verano de 2015 se consiguió revertir la situación del aún hoy considerado felino más amenazado del mundo, haciendo que su status pasase de “en peligro crítico” a “en peligro” para la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), un cambio importante en la tendencia de las poblaciones linceras que debe constituir el primer paso para recuperar a esta especie emblemática del monte mediterráneo. Frenar la desaparición y la degradación del hábitat del lince ibérico, y especialmente la recuperación de las poblaciones de conejo de monte, se revelan como aspectos clave de cara a la consolidación y expansión de las poblaciones de actuales de la especie. De ahí que la contribución de la población local sea tan importante en este proyecto, que por medio de la custodia del territorio quiere responsabilizar a los distintos agentes y administraciones que operan en el territorio en la conservación del patrimonio natural y la biodiversidad.

También en este número nos ocupamos de otro proyecto que implica a varios países de la Unión Europea, el proyecto Biorregio, una actuación financiada con cargo al Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) que persigue influir en la política regional favoreciendo la economía circular de los biorresiduos1. Con este proyecto se pretende por un lado mejorar las tasas de reciclaje de los materiales orgánicos y, por otro, favorecer el intercambio de experiencias sobre las mejores técnicas disponibles a través de la cooperación regional e interregional.

La educación ambiental también tiene un espacio en este número. El Vivero Central de Toledo ha puesto en marcha en 2017 una experiencia de huerto didáctico, dirigida tanto a población escolar como a público familiar. La idea es hacer del huerto un laboratorio vivo en el que poder observar y experimentar los procesos de la vida vegetal, permitiendo abordar de forma integrada aspectos biológicos, geológicos y químicos, y todo ello a través de una metodología activa, lúdica y basada en la experiencia directa. Las instalaciones del Vivero permiten junto al huerto, observar el ciclo vital de las plantas, su interacción con la luz, con el agua, y con el resto de organismos vivos que integran el ecosistema.

Unos contenidos que esperamos os resulten atractivos en esta vuelta que, por el momento, será únicamente en formato digital, y que esperamos que responda a todos aquellos que a lo largo de estos años nos han preguntado por la revista.

Here we go again……
 
   
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