BIODIVERSIDAD
 
 
Un macho de Onychogomphus cazuma reposa en una ramita en la localidad de Cilanco en Villatoya (Albacete). Al final del abdomen se aprecian los apéndices anales, que en todas las especies del género Onychogomphus tienen esta forma típica de “pinzas” de gran tamaño con las que sujetan a la hembra durante la cópula.
El descubrimiento de la libélula del Cazuma: una auténtica sorpresa para la comunidad científica
 
Rambla de Minateda

Aun a pesar de la crisis de biodiversidad global en la que estamos inmersos, en el mundo se describen cada año unas 17.000 especies nuevas de animales, la mayoría de ellas en las regiones tropicales. Incluso en Europa, con una biodiversidad muy bien conocida, en los últimos 60 años se han estado descubriendo especies a razón de 770 al año.

La mayoría de estas nuevas especies pertenecen a grupos que tienen una gran diversidad, como los escarabajos, las avispas o las moscas; o que son muy desconocidos, como los ácaros, los nematodos o los colémbolos. En grupos bien conocidos, como las aves, es casi impensable descubrir hoy en día una nueva especie, y aunque en anfibios o en mariposas diurnas se han descrito recientemente algunas, generalmente se trata de especies crípticas, indistinguibles a nuestros ojos, pero que presentan diferencias genéticas que se han detectado gracias al empleo de herramientas moleculares.

  
  
 
  
  
 
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Mapa de distribución de O. cazuma


Las libélulas pertenecen a uno de esos grupos en los que no cabe esperar muchas sorpresas. Con solo 143 especies europeas, y siendo uno de los órdenes de insectos mejor conocidos y estudiados, la última especie (Corduliochlora borisi) se había descrito de Bulgaria en 2001. En el sur de Europa, las últimas novedades en nuestra odonatofauna han venido de la mano de la aparición de especies africanas, cuya expansión se ha visto favorecida principalmente por el cambio climático.

Por lo tanto, el descubrimiento en 2020 de una nueva especie de libélula en España ha sido una auténtica sorpresa para los odonatólogos europeos. Onychogomphus cazuma Barona, Cardo & Díaz, 2020, bautizada en honor al río valenciano en el que se observó por primera vez, es una libélula amarilla y negra con ojos azules, de tamaño mediano (4,5 cm de longitud total), cuyo patrón de coloración y morfología genital son únicos entre sus congéneres. Esta nueva especie puede reconocerse a simple vista, incluso observándola a distancia con prismáticos, o a través de una fotografía.

  
 
Las libélulas y caballitos del diablo, pertenecientes al orden Odonata, son unos de los insectos alados más antiguos que se conocen, y tienen dos características que son únicas entre los insectos:
  • Las larvas tienen el aparato bucal modificado en una especie de máscara que se proyecta hacia delante a gran velocidad para capturar sus presas en el agua.

  • Los machos poseen dos genitalias: en la genitalia primaria, situada al final del abdomen, se encuentran las gónadas productoras de esperma, pero los apéndices anales no se usan para transferirlo, sino para sujetar a la hembra durante la cópula.

  • El órgano copulador se encuentra en la genitalia secundaria, situada en la parte ventral anterior del abdomen.

  • Esta peculiar disposición determina que, en la cópula, la hembra deba poner en contacto el final de su abdomen con la genitalia secundaria del macho, produciendo la pareja en cópula una forma de rueda, o de corazón.
¿Qué características han permitido reconocerla como especie?
 
La rambla de Minateda en Hellín fue el primer sitio en el que se observó esta nueva especie de libélula en Castilla-La Mancha. En la foto, un macho fotografiado en esa localidad. Desde la cabeza al final del abdomen, el animal mide unos 4,5 cm, y más de 5 cm entre las puntas de las alas.

El patrón de coloración de Onychogomphus cazuma puede parecer, a primera vista, similar al de los otros dos Onychogomphus ibéricos amarillos y negros: O. uncatus y O. forcipatus. Sin embargo, tiene una combinación de caracteres que es propia de la especie y que facilita en gran medida su identificación, especialmente si se observa a distancia.

No obstante, los caracteres que se consideran diagnósticos, es decir que la definen inequívocamente, se encuentran en la genitalia de los machos y las hembras. La morfología de las genitalias es única, claramente distinta de la de las especies ibéricas, y sorprendentemente cercana a la de una especie marroquí, Onychogomphus boudoti, descubierta en 2014 y de la que se conoce una única población en el mundo.

Aquí merece la pena hacer un paréntesis acerca del estudio de las genitalias en insectos, que puede parecer una excentricidad de los entomólogos, pero que en realidad ofrece información muy valiosa para la taxonomía. Los genitales tanto masculinos como femeninos son estructuras complejas muy diversas, y a la vez muy específicas, de manera que en especies próximas que externamente son similares, los genitales son distintos. Se han propuesto varios mecanismos que podrían explicar cómo evoluciona la morfología genital, que está sometida a una intensa selección sexual. Quizá lo más intuitivo es pensar que, en la cópula, los genitales han de encajar entre sí como una llave en su cerradura, por lo que cualquier mutación que afecte a su forma o función puede producir aislamiento reproductivo y por tanto la aparición de nuevas especies.

  
 
En un contexto general de pérdida de biodiversidad, la descripción de esta nueva especie es una muy buena noticia. Más aún si podemos observarla en nuestra región


La relación de parentesco de la libélula del Cazuma con la especie marroquí, que apuntaba la morfología genital, fue confirmada con un análisis filogenético, que mostró que eran especies hermanas, recientemente separadas –a escala geológica–, y alejadas de las especies ibéricas del mismo género, con las que tienen un parentesco más lejano.

Y si bien las características de los adultos permiten separarlos perfectamente de las otras especies del género, las larvas son, si cabe, aún más distintivas: la forma de los palpos labiales (unas piezas bucales) es tan diferente de la de sus congéneres que los expertos han tenido que cambiar las claves de determinación del género para poder incluir a la nueva especie en ellas.
Distribución
 
Detalle de los apéndices anales de O. cazuma.
La forma de la pieza inferior, que se llama epiprocto, es uno de los caracteres diagnósticos de la especie.

Santa Cruz de Moya (Cuenca) es el único municipio castellano-manchego de la Reserva de la Biosfera del Alto Turia. En este arroyo de la Olmeda se encuentra la única población conocida de la nueva libélula en la provincia de Cuenca.
 
A pesar de que durante los trabajos de descripción se revisaron varias colecciones entomológicas y multitud de fotografías de toda España, en un primer momento solo se localizó esta nueva especie de libélula en seis ríos y arroyos en el interior de Valencia, situados en la cuenca del río Escalona, la Muela de Cortes y el alto Turia.

Pero muy pronto se empezaron a conocer nuevas localidades, y así en el verano de 2020 se encontró un ejemplar en la colección entomológica de la Universidad de Oviedo que había sido recolectado en el río Mula, en Murcia, y se detectó la primera población de O. cazuma en Castilla-La Mancha, situada en la rambla de Minateda en Hellín.

En el invierno de 2020-2021 se han localizado larvas de la especie en dos puntos adicionales del alto Turia (Sinarcas en Valencia, y Santa Cruz de Moya en Cuenca), varios puntos próximos al río Cabriel en Villatoya (Albacete) y Cofrentes (Valencia), y un nuevo punto en Hellín.

La especie ya no está por tanto restringida a la provincia de Valencia y es posible que su distribución real sea más extensa de lo que actualmente se conoce. En cualquier caso, es la única libélula endémica de la península ibérica y es una suerte poder contemplarla y estudiarla en el territorio de nuestra región.
Ciclo vital y hábitat
 
 
Típico hábitat de Onychogomphus cazuma en la zona del Cabriel: arroyos poco profundos, con fondos de grava y arena, y aguas hipotermales muy mineralizadas.
Las libélulas son insectos acuáticos: sus larvas viven en el agua de ríos, lagos y charcas. Tras completar su desarrollo emergen como insectos adultos voladores, que pondrán los huevos que darán lugar a la próxima generación. Mientras que las libélulas adultas viven como máximo unas semanas, las larvas tardan desde un par de meses a varios años en desarrollarse. Las larvas de las especies de mayor tamaño, cuando viven en lugares muy fríos, pueden necesitar hasta cuatro años. Aún no se conoce el ciclo vital de O. cazuma, pero probablemente es similar al de sus parientes ibéricos, que tardan entre 2 y 3 años en completar su desarrollo larvario.

Por tanto, aunque algunas características del medio terrestre son importantes para las libélulas, principalmente como zonas de alimentación y reposo de los adultos, son las condiciones del medio acuático las que definen el hábitat propicio para una especie. En el caso de la libélula del Cazuma, que pertenece a una familia (los gónfidos) que es típica de aguas corrientes, los estudios existentes sugieren que podría estar asociada a manantiales y arroyos con aguas hipotermales, que mantienen una temperatura prácticamente constante durante todo el año, entre 17 y 25ºC. Esto no ha sido comprobado aún en todas las localidades, pero, en la mayoría de ellas, junto a O. cazuma viven pequeños caracoles de agua dulce que son indicadores de este tipo de aguas. En Castilla-La Mancha, todas las poblaciones que se conocen están asociadas a manantiales termales, algunos incluso con un antiguo uso como balneario, como los baños del Azaraque en Hellín.

  
 
Los trabajos futuros deben orientarse a conocer mejor la especie, identificar las amenazas que le afectan, y adoptar las medidas de conservación necesarias
Valor de conservación
 
En todos los odonatos se produce esta singular figura de “rueda” durante la cópula. En la foto vemos un pariente de la libélula del Cazuma: Gomphus pulchellus fotografiado en las lagunas de Ruidera.”

El aspecto de las larvas de libélulas es muy distinto al de los adultos. En la foto, una larva de O. cazuma de la localidad de la Tosquilla en Titaguas (Valencia). Sobre el abdomen se aprecian, de color más oscuro, las fundas que protegen las alas del futuro insecto volador.
 
Falta mucho por conocer acerca de la libélula del Cazuma: desde su distribución real hasta su historia biogeográfica, pasando por su ciclo vital, preferencias de hábitat y el papel que juega en la comunidad de odonatos.

Mientras tanto, lo que ya sabemos nos permite aventurar que su área de distribución mundial está seguramente limitada al este de España. Esta distribución, junto con la de su especie hermana marroquí que es más restringida aún, sugiere que se trata de especies relícticas, que están en regresión. Esta regresión quizá se debe a causas naturales, pero sin duda la intervención humana puede agudizarla y acelerar su extinción.

La evaluación que realizó la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza tras el descubrimiento de la libélula del Cazuma dio como resultado su clasificación como especie “en peligro” a nivel global. Las nuevas localidades de Mula y Hellín han permitido revisar su status y pronto se reclasificará como “vulnerable”, y la situación será aún mejor a la luz de las últimas poblaciones descubiertas, como las del Cabriel. No obstante, ante una especie amenazada en categoría vulnerable es necesario actuar. Hay que mejorar el conocimiento científico que se tiene sobre la especie, identificar sus amenazas y adoptar medidas de conservación tanto pasivas como activas: desde catalogar la especie y proteger estrictamente algunas localidades, a restaurar hábitats potenciales hoy desaparecidos.

Desde este punto de vista, es preciso tener en cuenta que los manantiales y cursos de agua en los que vive Onychogomphus cazuma son lugares habitados por el ser humano desde antiguo, en los que el agua se ha aprovechado para distintos fines, sobre todo abastecimiento y regadío. Estos usos implican la alteración del medio acuático, principalmente a través de la disminución del caudal y de la construcción de canalizaciones y otras infraestructuras.

A pesar de ello, parece que los sistemas tradicionales de regadío no comprometen la supervivencia de la libélula del Cazuma, e incluso la existencia de acequias abiertas podría haber incrementado la superficie de hábitat adecuado para las larvas en localidades como la de Santa Cruz de Moya en Cuenca. Es decir, que los usos tradicionales como el regadío de pequeños huertos, y las labores manuales de limpieza y mantenimiento de las acequias, se han mostrado compatibles con la conservación de este endemismo ibérico.

Cuando el manejo de estos sistemas es más intenso, y se realizan dragados o limpiezas muy frecuentes, la comunidad de macroinvertebrados acuáticos en la que vive O. cazuma desaparece. En estos casos, pequeños cambios en la intensidad o frecuencia del mantenimiento podrían permitir la recolonización a partir de localidades cercanas.

Sin embargo, tanto la intensificación como la modernización de regadíos, que implican el embalsado de las aguas, la canalización cerrada o subterránea y una mayor detracción de caudales, destruyen totalmente el hábitat larvario de Onychogomphus cazuma, que necesita como hemos visto aguas corrientes y permanentes. Puesto que esta libélula, a diferencia de sus congéneres ibéricos, no vive en cualquier arroyo –y aún no sabemos por qué–, es imprescindible evitar actuaciones que puedan poner en peligro su hábitat en las localidades conocidas.

Es un auténtico orgullo tener en nuestro territorio a esta magnífica especie que ha asombrado a los expertos de toda Europa. Nuestra región está ligada a ella para siempre, gracias a las dos biólogas conquenses que han contribuido a darle nombre. Ahora es preciso obtener las claves que nos permitan conservarla, y actuar en consecuencia, y sin duda Castilla-La Mancha estará de nuevo a la altura de las circunstancias.

Una vez completado su desarrollo bajo el agua, que incluye una metamorfosis de tipo incompleto (sin fase de pupa), la libélula sale a tierra firme y del último exoesqueleto larvario surge el insecto adulto volador. En la foto, Onychogomphus cazuma emerge en su localidad tipo: el río Cazuma en Bicorp (Valencia). Las alas estaban totalmente comprimidas dentro de las fundas que las protegían en la larva, y ahora deben desplegarse mediante la inyección de hemolinfa, el líquido circulatorio de los insectos.
Fotografía: Jorge Pérez.
 
  
 

  • (1) Los nematodos son unos animales con forma de gusano, abundantísimos y muy diversos (se conocen más de 25.000 especies en el mundo pero se estima que pueden ser hasta 100.000). Aunque la mayoría son de vida libre y juegan un papel crucial en los ecosistemas, los más conocidos por nosotros son algunas especies parásitas que causan enfermedades como la triquinosis o la anisakiasis.

  • (2) Diminutos artrópodos de seis patas, parientes de los insectos, que viven en todos los continentes incluida la Antártida, y de los que se conocen casi 8.000 especies.

  • (3) La taxonomía es la ciencia que se ocupa de clasificar los seres vivos en categorías como reino, clase, orden, especie…Hoy en día existe el consenso de que esta clasificación debe reflejar la filogenia, es decir, las relaciones de parentesco que todos los seres vivos tienen entre sí.

  • (4) Un endemismo es una especie con un ámbito de distribución restringido a una zona concreta, más o menos extensa. Los endemismos ibéricos, como el lince ibérico y la libélula del Cazuma, viven exclusivamente en la península y no se encuentran en ningún otro lugar del mundo.

 
  
 
Bibliografía

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  2. Conesa García, M.A., A. Bernal Sánchez, J.M. Evangelio Pinach & S. Teruel Montejano 2020. Descripción de la larva F0 de Onychogomphus cazuma Barona, Cardo y Díaz, 2020 (Anisoptera, Gomphidae) y notas sobre su ecología y protección. Boletín de la Asociación española de Entomología, 44(3-4): 429-449.

  3. Díaz-Martínez, C., N. Cardo-Maeso, J. Barona Fernández & E.K. López-Estrada 2020. Onychogomphus cazuma: un hallazgo inesperado. Libro de Resúmenes II Congreso de Naturaleza Mesa de Requena-Utiel: en prensa.

  4. Díaz-Martínez, C., N. Cardo-Maeso, J. Simarro-Tórtola, A. García Valero & M.A. Conesa García 2021. Ampliación de la distribución conocida y caracterización del hábitat de Onychogomphus cazuma Barona, Cardo & Díaz, 2020 (Odonata: Gomphidae). Boletín de la Sociedad Entomológica Aragonesa, 68: 368-382.

  5. López-Estrada, E.K., J. Barona Fernández, N. Cardo-Maeso, S. Teruel Montejano & C. Díaz-Martínez 2020. Onychogomphus cazuma sp. nov. from Spain: Molecular and morphological evidence supports the discovery of a new European dragonfly species (Odonata: Gomphidae). Odonatologica, 49(1/2): 125-154.

  6. Ocharan, F.J. & R. Ocharan 2020. Los odonatos de la cuenca del río Segura (sureste de España) (Odonata). Boletín de la Sociedad Entomológica Aragonesa, 67: 375-385.

  7. Ramos-Sánchez, J., A. García-Valero, R. Menor-Albero, M.J. Tarruella-Rodenas, J.L. Fernández-Terrer, T. Martínez-García & J.M. Evangelio-Pinach 2020. Primeras citas de Onychogomphus cazuma Barona, Cardo & Díaz, 2020 (Odonata: Gomphidae) y confirmación de su reproducción en Castilla-La Mancha (España). Anales de Biología, 42: 167-171.

Cecilia Díaz Martínez
Servicio de Medio Natural.
Delegación de Desarrollo Sostenible de Cuenca
 
   
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