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El Parque Natural del Alto Tajo
 

El Parque Natural del Alto Tajo es un extenso espacio natural vertebrado por el río Tajo y sus afluentes de cabecera, en el corazón del Sistema Ibérico. Su excepcional valor ambiental motivó la declaración de Parque Natural en el año 2000 sobre un territorio de 105.721 ha, que abarca 36 términos municipales de la provincia de Guadalajara y dos de la de Cuenca. A esta superficie se suma la de la Zona Periférica de Protección del Parque Natural, con más de 70.000 ha, conformando así uno de los espacios naturales protegidos más extensos de la Península Ibérica, caracterizado por el alto valor y el excelente estado de conservación de sus recursos naturales.

En el Parque Natural del Alto Tajo podemos encontrar unidades ambientales y paisajísticas muy diversas: cursos fluviales, bosques de ladera, hoces y roquedos, parameras y espacios abiertos. Pero todos estos ecosistemas presentan un común denominador: el gran valor de los elementos geológicos, las formaciones vegetales, la flora, la fauna y los paisajes que conforman.

 
La presencia de estos espectaculares pliegues en el paraje de Cuevas Labradas, nos sirve para mostrar, de una forma didáctica, cómo actuaron los esfuerzos tectónicos a lo largo de la historia geológica en este lugar
Más de tres cuartas partes del territorio del Parque Natural están cubiertas por masas naturales de bosques, entre los que encontramos valiosos sabinares, pinares de pino silvestre, laricio, rodeno y carrasco, quejigares, encinares, rebollares y, en el caso más frecuente, bosques mixtos en que se mezclan especies de coníferas y frondosas. Flanqueando los cursos fluviales se asientan valiosos bosques riparios con sauces, chopos y fresnos y, en los lugares más húmedos y frescos, descubrimos enclaves florísticos de excepcional valor, con bosquetes relícticos de flora eurosiberiana en los que se mezclan avellanos, tejos, tilos, acebos, mostajos y abedules. En el entorno de las salinas y en las turberas también se encuentran numerosas especies vegetales singulares.

Los diversos grupos faunísticos están bien representados en el Alto Tajo, destacando la comunidad de rapaces rupícolas que anida en las hoces y cortados rocosos, con valiosas poblaciones de águila perdicera, águila real, halcón peregrino, alimoche y buitre leonado. En el grupo de las aves también son importantes la comunidad de rapaces forestales y la de aves paseriformes. Entre los mamíferos destacan las poblaciones de especies como la nutria y el topillo de Cabrera; las de carnívoros como el gato montés, la gineta y la garduña; herbívoros como el corzo, el ciervo y la cabra montés; y omnívoros como el tejón o el jabalí. En el grupo de la ictiofauna destaca la población de trucha autóctona y, en el de los invertebrados, la de cangrejo autóctono de río, que encuentra en los cursos fluviales del Alto Tajo uno de sus últimos reductos. Diversos lepidópteros como el pavón diurno, o la mariposa isabelina, propia de los pinares húmedos de pino silvestre, completan el rápido inventario de las especies de fauna más notables, aunque existen muchas otras.

Esta gran diversidad y riqueza en especies de fauna y flora y en formaciones vegetales se explica, entre otros factores, por la variedad de litologías (tipos de rocas) y de suelos que encontramos en el Parque Natural del Alto Tajo, un espacio natural caracterizado por su excepcional geodiversidad.
Las raíces del paisaje del Alto Tajo
 
 
Torreón de areniscas y conglomerados en el Barranco de la Hoz
La geología tiene un extraordinario valor en el Alto Tajo: además de ser un aspecto esencial en la configuración de sus paisajes, constituye la base que sustenta el resto de elementos naturales, determinando la existencia de uno u otro tipo de vegetación, o la prevalencia de un determinado grupo faunístico o de una especie sobre otras.

Así, las diversas unidades ambientales y paisajísticas presentes en el Parque Natural guardan una estrecha relación con determinados tipos de rocas. Entre las unidades más representativas figuran las siguientes:

El rodenal

Las areniscas y conglomerados rojizos del Triásico inferior, que ocupan la franja noroccidental del Parque Natural, definen una unidad ambiental o paisajística conocida como “rodenal”. En ella encontramos bosques mixtos de pino rodeno o resinero y roble marojo o rebollo, con sotobosque de jara estepa. Estas especies encuentran en el sustrato ácido que confieren estas rocas al suelo, el medio óptimo para desarrollarse. También en el rodenal, las hoces labradas por los ríos Gallo y Arandilla presentan gran cantidad de repisas debido a la erosión diferencial de las capas de areniscas y conglomerados, ofreciendo un hábitat idóneo para la nidificación de las rapaces rupícolas, como águila real, halcón peregrino, buitre leonado o alimoche.

El sabinar de sabina albar

Las rocas más abundantes en el Parque Natural son calizas cretácicas y jurásicas, que dan origen a diversas unidades ambientales. En las parameras calizas a una cota media de 1.300 metros de altitud, donde las condiciones de extrema continentalidad del clima, la elevada pedregosidad y la escasez de suelo no permiten el desarrollo de bosques de otras especies, encontramos el sabinar de sabina albar (Juniperus thurifera). Se trata de una unidad paisajística de gran entidad en el Parque Natural, que ocupa más de 23.000 ha, principalmente en sus sectores noroccidental y central.

  
 
La gran riqueza y diversidad de elementos geomorfológicos que aparecen en el Alto Tajo le confieren un especial interés de cara a la interpretación y divulgación.

 
La Laguna de Taravilla es uno de los elementos de origen kárstico que podemos encontrar en el Parque Natural
El sabinar rastrero

También sobre sustrato calizo y margoso, pero ya en las parameras más altas y frías del piso oromediterráneo que se extienden por el sureste del Parque, en Sierra Molina, encontramos otra de las principales unidades ambientales del Alto Tajo: el sabinar rastrero. La peculiar forma que adquieren las matas de sabina rastrera (Juniperus sabina) al desarrollarse, definen un paisaje peculiar, conocido como “piel de leopardo”.

Los pinares de paramera

Finalmente, en las parameras calizas y en las laderas de las hoces también calizas, donde el suelo ha alcanzado un mayor desarrollo, encontramos otra de las principales unidades ambientales del Alto Tajo: los pinares de pino laricio, pino silvestre y pino carrasco, este último en las zonas más cálidas y de menor cota. Estas masas boscosas se presentan en ocasiones como pinares puros y, otras veces, en mezcla con quejigos, encinas o sabinas albares.

Los bosques de hoces fluviales

Las hoces y los cañones fluviales excavados sobre calizas jurásicas y cretácicas, con más de 100 km de recorrido en el Parque, constituyen una de sus unidades ambientales y paisajísticas más características. Además de los pinares, quejigares y bosques mixtos ya comentados que se desarrollan en las laderas, encontramos especies de flora rupícola en los farallones de calizas jurásicas, bojedas en las laderas más húmedas, guillomares colonizando los derrubios y caos de bloques calizos, o bosquetes de vegetación propia de climas más nórdicos, como tiledas, ocupando los enclaves más húmedos de las laderas de umbría, al pie de los desfiladeros calizos.

En la Sierra de Orea encontramos este “río de piedras”, uno de los elementos geomorfológicos más singulares del Alto Tajo, constituido por la acumulación de bloques cuarcíticos en un fondo de valle

Los pinares húmedos de pino silvestre

Las rocas paleozoicas –cuarcitas y pizarras- afloran, principalmente, en el sector oriental del Parque. Este sustrato silíceo, ya en el piso supramediterráneo, da lugar a la unidad ambiental de los pinares húmedos de pino silvestre, con mezcla de roble marojo o rebollo, extendiéndose por algunas de las zonas de mayor altitud del Parque.

Matorrales abiertos, pastizales y cultivos

Las margas y yesos del Triásico superior afloran en diversas zonas del Parque Natural, ocupando generalmente los fondos de valles y dando lugar a suelos fértiles. Por ello, sobre este sustrato se desarrollan los cultivos, alternando con pastizales y matorral espinoso.

Los hábitat singulares: saladares y turberas

En ocasiones, en los materiales salinos del Triásico superior encontramos manantiales y pozos de aguas salobres, algunos de los cuales han sido aprovechados por el hombre para la instalación de salinas, en cuyo entorno se localizan pequeños enclaves de flora halófila. Finalmente, otras unidades ambientales de menor entidad por su reducida extensión, presentes en el Parque, son las turberas, los humedales con su flora higrófila asociada, y otros enclaves singulares, como las formaciones de Astragalus granatensis asociadas a los afloramientos volcánicos de dacitas que se localizan en Orea y Alcoroches.
Una geodiversidad excepcional
 
El Parque Natural del Alto Tajo posee unas características geológicas singulares. La importancia de los aspectos geológicos ya fue puesta de manifiesto en el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales que precedió a su declaración, identificándose más de 125 puntos de interés geológico repartidos por el territorio del espacio natural protegido. Además, numerosos trabajos científicos han resaltado el interés de algunos de los elementos geológicos del Alto Tajo.

  
 
A través de la oferta interpretativa del Parque Natural se pretende fomentar un turismo que busque, en su visita, combinar las actividades de ocio y turismo activo en la naturaleza, con el conocimiento de los valores del Alto Tajo

La acción erosiva del agua sobre las areniscas origina a veces formas tan caprichosas como estos taffoni que encontramos en la localidad de Chequilla
 
No es fácil encontrar en la Península Ibérica un espacio natural tan diverso desde el punto de vista geológico como el Alto Tajo. En primer lugar, destaca la presencia de series estratigráficas representativas de los periodos geológicos Silúrico, Ordovícico, Triásico inferior, Jurásico y Cretácico superior. Se trata de un conjunto de afloramientos de notable interés científico, que hacen que el Alto Tajo sirva como referencia estratigráfica a nivel regional, nacional e incluso internacional.

También la diversidad de rocas es excepcional, con abundantes afloramientos de pizarras y cuarcitas en la Sierra de Orea y en el entorno de Checa; conglomerados y areniscas que se pueden observar en Chequilla o en los cañones del río Gallo y del Arandilla; calizas y dolomías que forman las parameras de Villanueva de Alcorón, Zaorejas, Armallones y Peñalén; los impresionantes escarpes de Peralejos de las Truchas o del Hundido de Armallones; arenas como las que se pueden encontrar en las cercanías de Poveda, Peñalén, Taravilla y Peralejos; e incluso rocas volcánicas que, aunque poco abundantes, están presentes cerca de las localidades de Orea y Alcoroches. También hay una importante diversidad en minerales. Destaca la presencia de dos minerales singulares: el aragonito y el cuarzo de la variedad denominada jacinto de Compostela. El nombre del primero, usado internacionalmente, proviene de Molina de Aragón, donde fue identificado por primera vez. Cerca de Cobeta y Villar de Cobeta, en los yesos triásicos, es posible encontrar ejemplares de ambos tipos de minerales.

 
A través de elementos interpretativos como esta placa cerámica, las geo-rutas nos permiten comprender de una forma sencilla los procesos geológicos
A esto hay que añadir la presencia de espectaculares pliegues, fallas y otras estructuras tectónicas que muestran cómo actuaron los esfuerzos tectónicos, a lo largo de la historia geológica, en este lugar. Buenos ejemplos son los pliegues en acordeón de Cuevas Labradas, los formados en pizarras y cuarcitas que son visibles en la carretera entre Checa y Orea, los presentes en el talud de la carretera entre Poveda y Taravilla, o los pliegues de las Hoces del Ablanquejo, entre Huertahernando y Canales del Ducado.

La riqueza paleontológica del Alto Tajo también es importante. Destaca uno de los yacimientos más importantes de la Península Ibérica de fósiles de graptolitos (animales marinos del Paleozoico), en un nivel de pizarras cercano a la localidad de Checa. Pero también es posible encontrar fósiles de especies marinas del Jurásico y Cretácico, muy distintas de los organismos que actualmente colonizan los mares.

En el área experimental de la Geo-ruta de Checa, se muestran al visitante los principales tipos de roca presentes en el Alto Tajo
 
A todo ello hay que sumar una gran riqueza de elementos geomorfológicos, que proporcionan a este espacio protegido un excepcional interés de cara a la divulgación e interpretación. Además del cañón fluviokárstico del río Tajo que da nombre al Parque Natural, destacan otros cañones que ríos como el Arandilla, el Gallo y el Hoz Seca, han labrado sobre areniscas y calizas. También son relevantes las manifestaciones kársticas como cavidades, dolinas, poljés, surgencias y ‘ciudades de piedra’ o relieves ruiniformes. Entre ellos, destacan la Cueva del Tornero (la de mayor recorrido de la provincia de Guadalajara y una de las más importantes del centro peninsular, con más de 11 km explorados), el poljé del Cubillo y las ‘ciudades de piedra’ de Hoya del Espino y de los Calares del Claro. También destacan los edificios travertínicos (tobas) de grandes dimensiones, como los del Puente de San Pedro o La Escaleruela. A esto hay que sumar la presencia de lagunas de agua salobre, como La Salobreja, salinas (como las de Armallá en Tierzo, las de San Juan en Saelices de la Sal, las de Terzaga y las de La Inesperada en Ocentejo), turberas y ríos de bloques y otras manifestaciones de erosión en ambiente periglacial.
La interpretación y divulgación del patrimonio geológico
 

Uno de los objetivos del Parque Natural del Alto Tajo, definido en la Ley 1/2000 de declaración del Parque, es la divulgación de sus valores naturales, los usos y aprovechamientos tradicionales y los recursos culturales y tradiciones de sus pueblos. También se establece el objetivo de informar a los visitantes sobre las posibilidades de disfrute en la naturaleza que este espacio les ofrece, siempre de forma respetuosa con ella.
Con tal fin se han puesto en marcha diversos proyectos que conforman la oferta interpretativa del Parque Natural, a través de la cual se pretende fomentar un turismo que busque, en su visita, combinar las actividades de ocio y turismo activo en la naturaleza, con el conocimiento de los valores del Alto Tajo. Siempre bajo la máxima de que conocer la naturaleza es un paso previo para valorarla y respetarla.

  
  
 
  
  
 
+ Info
Georutas del alto Tajo

En el año 2006 entraron en funcionamiento los dos primeros centros de interpretación de la naturaleza en el Parque Natural del Alto Tajo. En el primero de ellos, ubicado en Corduente, se dan a conocer sus principales unidades ambientales o paisajísticas (cursos fluviales, bosques, hoces y roquedos, parameras y espacios abiertos), dedicando diversos elementos interpretativos (columna estratigráfica realizada con rocas reales, maqueta kárstica, maqueta de hoces, paneles, etc.), a la divulgación del patrimonio geológico del Alto Tajo. El segundo Centro, localizado en Orea, está dedicado más específicamente a los usos tradicionales en el Parque Natural.

Quizá uno de los hechos que proporciona mayor singularidad a este espacio natural protegido, desde el punto de vista geológico, sea el rico y variado patrimonio que presenta, lo que permite al público visitante observar una gran diversidad de elementos, muchos de los cuales poseen un alto potencial didáctico. Este hecho facilita la labor de diseñar un material interpretativo centrado en los aspectos geológicos. Si a esto se suma que el Alto Tajo presenta unas características geológicas muy espectaculares, tenemos como resultado un espacio natural ideal para poner en marcha iniciativas de interpretación centradas en la geología.

Con el fin de aprovechar este potencial se diseñaron y equiparon en 2006 nueve itinerarios de interpretación de la geología del Parque, bautizados con el nombre de ‘Geo-rutas’. Con más de 120 km de recorrido y 91 elementos interpretativos de apoyo (paneles, placas de cerámica, áreas experimentales y folletos), han sido concebidas con un carácter muy divulgativo, y dirigidas a un público general.

 
Con las Geo-rutas se pretende transmitir una información asequible y atractiva que permita acercar al visitante al conocimiento del rico patrimonio geológico del Alto Tajo, y ayudarle a entender mejor algunos procesos geológicos que son identificables en el área del Parque Natural. Para recorrer las Geo-rutas, existe un folleto específico para cada una de ellas que cumple una función múltiple: por un lado sirve para planificar la ruta, describiendo las características de la misma y recomendaciones para realizarla (a pie, en bicicleta, en vehículo...); por otro lado informa sobre las paradas de que consta la ruta y el equipamiento del que está dotada; y además debe servir como “guía de campo” que permita, junto con el resto de elementos interpretativos de la ruta, acercarnos de la forma más fácil posible a los valores geológicos y geomorfológicos que se pretenden resaltar. Estos folletos están disponibles en los centros de interpretación y puntos de información del Parque Natural.

Tres de las rutas están dotadas de áreas de experimentación que permiten al visitante una interacción más directa con los elementos o procesos geológicos. Además de la infraestructura interpretativa, numerosas obras de acondicionamiento como aparcamientos, balizas, barandillas, escaleras de acceso y sendas, facilitarán la visita. Cada Geo-ruta tiene su interés y originalidad, así que te animamos a que las recorras todas: así descubrirás la excepcional geodiversidad del Parque Natural.
Rafael Ruiz López de la Cova
Luis Carcavilla Urqui
Esaú Rodríguez González
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©2020. Consejería de Desarrollo Sostenible.
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