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Para trabajar en el mundo de la educación a menudo se dice que hay que tener vocación. Seguramente sea porque, al igual que en la medicina, es un trabajo de servicio a los ciudadanos donde la cercanía y la calidez en el trato son fundamentales para lograr los fines que se persiguen y que no son otros que el de proporcionar a aquellos una formación integral, tanto en el ámbito personal como afectivo y social, y una preparación que les permita ejercer una profesión con dignidad, hacer valer sus derechos en libertad y cumplir con sus obligaciones para con el resto de la sociedad (obligaciones que no son sino la garantía de los derechos de los demás). Dicho de otro modo, se trata de favorecer la integración de los individuos en su entorno de influencia donde vayan a vivir.

Mas los tiempos cambian y las sociedades con ellos. La población mundial de seres humanos ha crecido desmesuradamente y los sistemas productivos, de mercado, transporte y comunicación forman extensas redes que abarcan todo el mundo, de modo tal que el entorno de influencia sobre un individuo ya no es una región de unas docenas o centenares de kilómetros, se ha extendido hasta abarcar la superficie entera de nuestro planeta. Y un sistema educativo competente debe estar en continua actualización si quiere ser eficaz en su tarea de preparar a los individuos a enfrentarse con el mundo real y tomar parte activa en él. Pero ¿cómo es ese mundo real a día de hoy?

El estilo de vida moderno genera enormes diferencias sociales y económicas entre sectores de una población, tanto más profundas cuanto mayor es la región a considerar y mayor la densidad de población. Dichas diferencias son una fuente de desequilibrio e inestabilidad que hace insostenible en el tiempo dicho estilo de vida. Por si fuera poco, los gobiernos de las naciones y paralelamente los modelos educativos, a menudo orientan, cuando no dirigen, el interés y la preocupación de sus ciudadanos hacia las cuestiones locales quedando éstos desinformados y desprotegidos respecto a lo que sucede en vastas regiones del planeta más alejadas, lo que no significa que lo que acontece en dichas regiones no tenga repercusiones sobre ellos.

Cualquier iniciado en teoría de sistemas, por ejemplo nuestros alumnos y alumnas de 2º bachillerato que cursan la asignatura de Ciencias de la Tierra y Medioambientales, sabe que no existe territorio o comunidad que pueda aislarse por completo; por grande que sea el esfuerzo en idear un modelo de desarrollo perfectamente sostenible, nunca lo será si a mayor o menor distancia, existe otra región o población que no lo es. El único sistema que podemos considerar cerrado es la biosfera, el mundo entero. Problemas como la crisis energética por la subida del petróleo, el repentino cambio climático como consecuencia de la actividad humana o el drama de la emigración desde el Magreb son solo algunos ejemplos que ponen de relieve la imposibilidad de cualquier grupo humano de prescindir del resto de la humanidad. En conclusión debemos pensar que, los hombres y mujeres de todo el planeta estamos obligados a entendernos si queremos aspirar a alcanzar un cierto estatus de vida que sea perdurable y no merme las posibilidades de las generaciones futuras.

Desde esta perspectiva, un planteamiento alternativo que garantice un desarrollo sostenible debe contemplar medidas claras que suavicen las diferencias sociales y económicas entre los individuos y que en ningún caso suponga exceder la capacidad de carga del medio físico que les sustenta, impuesta por la tasa de renovación de sus recursos naturales. El sistema educativo no puede quedarse al margen y debe impregnar su tarea y dedicación con valores como la solidaridad, la justicia, la paz, la cooperación internacional y el consumo responsable, entre otros.

Los y las profesionales que trabajamos en el IES Don Juan Manuel de Cifuentes lo hemos entendido de este modo y, ya desde hace más de tres años, venimos trabajando en este sentido desarrollando el proyecto Agenda 21 Escolar, a propuesta del Servicio de Medio Ambiente y Desarrollo Rural de la Diputación Provincial de Guadalajara. Los principios de este proyecto que derivan de lo hasta aquí expuesto, nos obligan a trabajar en tres frentes: económico, ecológico y social, de igual modo que se hace desde las Agendas 21 locales. Hemos adoptado, si bien con alguna modificación, la metodología de trabajo que nos fue propuesta desde ADEAC, la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor, representante en España de la Fundación para la Educación Ambiental (FEE), ONG internacional encargada, entre otras cosas, de coordinar el desarrollo de las ecoescuelas en todo el mundo. Se basa, esta línea metodológica, en la sucesión en el tiempo de varias fases encaminadas a desarrollar un plan de actuación útil en cada curso escolar y ello diseñando actividades para la educación y concienciación de jóvenes y adultos e implementando otras para hacer algo más sostenible la gestión de nuestro centro.
  
 
METODOLOGÍA DE UNA ECOESCUELA

1. Fase de Información: Dirigida a toda la comunidad educativa y encaminada a explicar la justificación del proyecto, sus objetivos y metodología, así como a alentar a la participación en el mismo.

2. Formación del Comité Ambiental: Órgano constituido por representantes de cada uno de los colectivos, padres y madres, docentes, alumnado y personal no docente, desde el cual se coordina el proyecto.

3. Fase de Diagnóstico: Mediante una Ecoauditoría preliminar se pone de relieve la situación de partida y las necesidades principales en materia medioambiental, social y económica.

4. Fase de Reflexión y Motivación: Entre todos se reflexiona respecto a lo que se podría hacer y lo que realmente se hace, tanto a nivel personal como colectivo.

5. Diseño de un Plan de Acción: Documento donde se refleja el conjunto de acciones, medidas o actividades de diferente índole que se proyectan para llevar a cabo en el curso actual.

6. Desarrollo y Seguimiento del Plan de Acción a lo largo de todo el curso.

7. Código de Conducta: Es la elaboración de un decálogo de principios o ideario respecto a las actitudes y conductas a seguir ante determinadas situaciones o hechos relacionados con el tema.

8. Fase de Evaluación final de cada una de las actividades proyectadas y el grado de cumplimiento de los objetivos propuestos en cada una de ellas o en su conjunto.

9. Bandera Verde: Galardón que cada tres años se otorga a las ecoescuelas destacadas por su labor.


Con la perspectiva que nos da el llevar más de tres años y medio funcionando como una ecoescuela, nos resulta reconfortante realizar un balance del trabajo hecho hasta el momento y de los logros alcanzados, considerando la situación de partida y los recursos de que disponemos.

Desde un punto de vista económico, hemos realizado un enorme esfuerzo en reducir el gasto, por ejemplo de suministros (agua, electricidad, gasóleo, etc.) o de material fungible (papel, tizas, cartuchos de tinta, etc.), y hemos aplicado criterios medioambientales en nuestra política de compras. Asimismo, hemos llevado a cabo campañas de educación para un consumo responsable y también para la difusión de los principios del “Comercio Justo”. Nuestros alumnos y alumnas del primer curso de bachillerato produjeron un montaje audiovisual con medios informáticos a partir de un estudio que ellos mismos realizaron sobre me rcadotecnia y publicidad, montaje que ellos mismos se encargaron de exponer y explicar a todos los demás alumnos del centro.

 
En referencia al ámbito social, si bien solo por ser un centro educativo ya veníamos desarrollando una gran labor en este sentido (somos profesionales de lo social, que no de lo económico ni de lo ecológico) como es el trabajar por prevenir y erradicar cualquier tipo de discriminación, hacerlo por la integración de los inmigrantes o de otros colectivos minoritarios o marginales y en general favorecer la convivencia, no hemos dejado de potenciar este aspecto con la puesta en marcha de algunas medidas concretas como fue la organización de un “mercadillo solidario” en el que participaron padres, madres, alumnos, alumnas, profesores y profesoras en un ejemplo de convivencia y con la presencia de organizaciones como Intermon Oxfam, Save the Children, Didesur (de la red de comercio justo de Castilla la Mancha) y el Taller El Zaguán para la inserción de personas sin hogar. También hemos puesto en marcha un concurso para elegir al grupo ecologista del año, persiguiendo incentivar el comportamiento solidario y altruista de nuestros muchachos quienes, con su comportamiento individual, podían beneficiar o perjudicar al grupo entero del que formaban parte y así poder ganar un viaje de tres días a un Parque Nacional. Por último, hemos organizado actividades en las que los padres y madres también podían participar, incluyendo un encuentro o coloquio con este colectivo esencial de la comunidad educativa, lo que ha servido no solo para difundir los principios del proyecto agenda 21 sino, lo que es más importante, para abrir nuevas vías de diálogo y entendimiento entre los padres y los profesores.

 
Pero es en el terreno medioambiental o ecológico donde sufríamos un mayor retraso en nuestros comienzos y también donde contemplábamos un mayor y más favorable campo de actuación, de ahí que dirigiéramos gran parte de nuestros esfuerzos en este sentido. El consumo de papel fue, por ejemplo, uno de nuestros principales focos de actuación. Su progresiva sustitución por papel reciclado requirió un trabajo de concienciación exhaustivo tanto de jóvenes como de adultos, así como su reutilización con el fin de reducir su consumo y su reciclado final. Para ello organizamos un sistema de contenedores de cartón, uno para el papel reutilizable y otro para el papel reciclable, que cada grupo de alumnos se encarga de diseñar, decorar y colocar en un rincón específico de su aula y del mismo modo los profesores y personal no docente en aquellas dependencias en las que trabajan. Cada veinte o treinta días, un grupo diferente de alumnos se encarga de recoger el papel para el reciclaje de todas las aulas y departamentos del centro y transportarlo hasta el contenedor de papel más cercano situado en la calle. En la actualidad, el 95% del papel que se consume en el centro es reciclado, se ha reducido su consumo notablemente como consecuencia de la reutilización de papel a medio usar y prácticamente el 100% del papel que se deshecha se lleva al contenedor de reciclaje más próximo.

Respecto al consumo de agua, tras rechazar multitud de ideas por imposibles o ineficaces, se nos ocurrió un sencillo dispositivo consistente en colocar una arandela de PVC en cada grifo de tipo pulsador, acortando el recorrido del mismo con la consiguiente reducción de caudal por pulsación. Las arandelas las fabrican los alumnos y alumnas en clase de tecnología a partir de tuberías del diámetro apropiado. En ausencia de contador de agua, un estudio estadístico exhaustivo llevado a cabo por alumnos de bachillerato con la supervisión de una profesora de matemáticas puso de manifiesto que el ahorro de agua con esta medida superaba el 80% del gasto que antes se producía. Actualmente, una patrulla de alumnos realiza una revisión periódica de todos los grifos del centro para detectar posibles fugas y pérdidas o roturas de arandelas de manera que se pueda proceder a su arreglo lo antes posible.

Otro avance importante que hemos alcanzado es la construcción de un “Punto Limpio” en el interior del edificio, que cuenta con contenedores específicos para pilas convencionales, pilas de botón, cartuchos de tinta o toners, DVDs ó CDs, disquetes y envases de todo tipo, todos ellos construidos y decorados por los alumnos. Todos los residuos se derivan posteriormente a los contenedores municipales específicos evitando de este modo que vayan a parar al vertedero.

Muchas otras son las acciones que hemos puesto en marcha: Fabricación de jabón a partir del aceite usado del comedor escolar, plantación y semillación para la mejora de zonas verdes, generación de normas para optimizar el aprovechamiento de la luz natural y del calor procedente de la calefacción, celebración de una jornada de transporte sostenible mediante una marcha a pie o en bicicleta, etc.


Hemos querido trabajar, en nuestro pequeño reducto del instituto, siempre a imagen y semejanza de la sociedad que quisiéramos tener. Supliendo nuestros escasos recursos con grandes cantidades de imaginación e ilusión, nos empeñamos no solo en educar a nuestros jóvenes y adultos, cambiar hábitos y costumbres, romper viejas barreras y aclarar ideas preconcebidas; también procuramos siempre que podemos, ofrecer un modelo real dando ejemplo con nuestra conducta y nuestras acciones. Durante todo este tiempo nos hemos esforzado en involucrar a toda la comunidad educativa y propiciar una reflexión en cada uno de nosotros, alumnos, alumnas, padres, madres, profesores, profesoras y personal laboral, de manera tal que las decisiones internas de cada cual queden fortalecidas y sean asumidas y llevadas más allá de los límites de nuestro centro educativo.

Las decisiones y medidas que hemos adoptado no siempre han sido acertadas y a menudo hemos experimentado la sensación de apenas avanzar. Detrás quedan muchas horas de trabajo y dedicación entregadas generosamente por numerosas personas que han creído en la necesidad de este esfuerzo y han comprendido la corresponsabilidad que todos tenemos para sumarse a esta empresa. No han faltado en esta andadura momentos de desaliento, de desánimo. Pero hoy nos sentimos más ilusionados, mejor reconocida nuestra labor y mejor respaldados, a raíz de recibir este premio por parte de la Consejería de Medio Ambiente y Desarrollo Rural que ha hecho gala con esta decisión de una especial sensibilidad. Un Premio regional a la Gestión Sostenible que sin duda alguna nos llena de energía para continuar con nuestra tarea.
Alejandro Mediavilla
Responsable del proyecto A21 Escolar IES Don Juan Manuel
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